Escoge un soporte de grabación

Tarjetas y discos duros, las opciones principales

¿Te has dado cuenta de que en las tiendas ya apenas se venden videocámaras que graben sobre cinta? Lógico, si piensas en el engorro que suponían tanto para ver las imágenes en pantalla como para montarlas. Por eso los nuevos modelos optan por los llamados soportes en estado sólido, mucho más flexibles, duraderos y, para qué nos vamos a engañar, infinitamente más cómodos.

Tarjetas de memoria. Nacieron para cámaras de foto y teléfonos móviles, pero el radical aumento de su capacidad (las hay hasta de 32 GB, ¡casi 7 veces lo que cabe en un DVD!) las ha convertido en una buena alternativa a los discos duros. Y es que leen y graban más rápido, aguantan mucho más porque no tienen partes móviles y, además, pueden sacarse para ver las imágenes grabadas en aparatos compatibles como televisores o reproductores de DVD. ¿Cómo no van a ser las niñas mimadas de los fabricantes?

Discos duros. Imagínate que conectas una vieja videocámara de cinta a tu ordenador, y grabas las imágenes directamente en él. Ésa es, más o menos, la idea de los modelos con disco duro, pero con la computadora fusionada con la cámara. Lo mejor es que ofrecen una brutal cantidad de espacio (el máximo, hasta ahora, son 120 GB) y que facilitan volcar los vídeos en un PC o Mac. Pero los movimientos excesivos pueden dañar su superficie, son ligeramente más lentos, e igual de engorrosos que las cintas de vídeo para ver su contenido en una pantalla.

MiniDVD. Aunque las marcas apuestan cada vez menos por él, sigue siendo el formato mayoritario. Lo mejor que tienen es que, una vez llenos, puedes ponerlos en cualquier reproductor de DVD y ver cómo ha quedado la boda de tu primo. Lo malo, que no son lo más cómodo para editar con un ordenador, que su capacidad de 1,4 GB da risa en comparación con sus competidores, y, por si fuera poco, que, a no ser que uses discos nuevos cada vez que grabas, con el uso se desgastan, como las cintas.